Me río de la pequeña muerte
y lloro con ella.
Ella ya no es niña.
En su frente
cae lentamente una nueva gota de agua.
Sus pies, siguen caminando descalzos;
y en el camino ya no hay fuego.
Sus manos ahora demuestras una herida
de donde fluye la certeza de la vida
una mínima andanza que lo es todo.
Sigue, su camino;
el hechicero la guía…
y ella no puede estar mejor.
1 comentario:
mis mejores conjuros
mis palabras cifradas
mis manos y conciencia
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