16/09/07

Invasión

El silbido cotidiano
de los pájaros distantes, se esfuma
dando paso al chillido
de la enorme y gris ciudad.

Dos esclavos en ruedas caminan
entrando, en el reducido espacio
donde la mente
apenas puede meditar.

Y el aire no se siente;
solo humo
espeso,
logra por las venas circular.


1 comentario:

Unknown dijo...

Sólo humo... el cuerpo ahora lo veo y sé es denso... es gaseoso e insulso.



Hasta luego.